Tal día como hoy, un 19 de febrero de
1800, nace en Los Villares D. Antonio Gómez Molina, maestro y sacerdote.
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Interior del templo de Los Villares |
Semblanza:
Don Antonio Gómez Molina, nace en Los Villares el 19 de
febrero de 1800. Hijo de D. Antonio Gómez Gardí, Maestro Sangrador y
propietario y de Dña. Mª Reyes Malo de Molina
Armenteros. Son sus hermanos, Manuel, maestro sangrador y propietario de una fábrica de jabón; Francisco Zoilo, veterinario; José, Juliana, Mª Manuela, Ana María y José Domingo.
Vivió su infancia en la plaza la villa donde tenían el
domicilio sus padres. Bachiller en Filosofía y Maestro con título del Real y
Supremo Consejo de Castilla, obtuvo la plaza de Maestro de primeras letras en
Los Villares en mayo de 1825, plaza que solicitó al no haber en aquellos años
ningún maestro, ni escuela para los niños del pueblo, por lo que el
ayuntamiento hubo de habilitar la Sala Capitular y comprarle el mobiliario y
dotación de libros y material para su puesta en marcha. Se le asignó una
dotación anual de 130 ducados, con el compromiso, por su parte, de impartir
gratuitamente la enseñanza a los niños pobres, cobrando una pequeña paga al
resto de los alumnos. Sintiendo la
llamada de Dios, comenzó la carrera de
Sacerdote, estudios que compartía con la profesión de maestro, hasta que siendo
imposible compaginar estudios y escuela, el ayuntamiento le dio el cese como
maestro, nombrando otro en su lugar.
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Casa que fue de sus padres |
Recibió el sagrado orden presbiterado en el año 1832. Su
primer destino fue la Capellanía de Santa Cristina, en el año 1833, con la
obligación de decir misa en ella todos los días festivos y domingos del año,
por la que recibía una asignación de cinco reales diario. En 1934 se le concede por el Obispo de la
Diócesis, el beneficiado de la parroquia
de San Juan Bautista de Los Villares. Iniciada en ese tiempo la terrible plaga
del cólera morbo asiática, a poco de iniciarse la plaga cae enfermo el
Párroco y a pocos días el cura,
quedándose solo a cargo de la parroquia de un pueblo que tenía algo más de
quinientos vecinos, para la administración no sólo de los Sacramentos sino para
dar sepultura a ocho o diez vecinos todos los días. Infectado de la cólera el
único Escribano de la Villa, se vio precisado de que los moribundos le
otorgasen sus últimas voluntades, por no haber persona alguna que quisiera
aproximarse a las casas de ningún colérico, ejerciendo con felicidad empresa
tan ardua y arriesgada sin otro premio que la gratitud de sus paisanos (de
estos hechos existen pruebas documentales, en informes tanto del Ayuntamiento,
como del Párroco de la Villa). Compaginó sus tareas del sacerdocio son el
cuidado de sus padres ya septuagenarios, a quienes tuvo a su cargo hasta su
muerte.
Vice-prior de la
parroquia en 1837, como responsable de
la fábrica de la misma, hubo de inventariar los objetos sagrados susceptibles
de ser incautados por la Desamortización de Mendizábal, si bien su habilidad,
junto a la del párroco y la predisposición del las autoridades municipales,
hicieron posible salvar de la incautación, el pequeño pero apreciable ajuar de
vasos y enseres sagrados.
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Nombramiento de Maestro en Los Villares |
En junio de 1856, siendo Vice-prior de la parroquia, en base
a una Circular de la Diócesis, sobre el estudio de las necesidades de cada una
de las parroquias, elaboró un Documento-estudio de las necesidades
parroquiales, en base a los vecinos de la villa, situación social y sobre los
derechos de estola, en bautismos, bodas y defunciones, consiguiendo que el
Ayuntamiento, que entonces presidía D. José del Alcalde y Cuberos, se
comprometiese al pago de unas cantidades fijas y proporcionadas, de manera que para los feligreses no tuviesen que pagar
nada por estos servicios de estola.
En 1857, sufrió un intento de secuestro; los secuestradores
lo retuvieron un tiempo pero la audacia de su criado, un ciego llamado Fermín,
hizo que se abortarse el intento.
Persona muy querida y estimada en el pueblo, formó parte de
innumerables comisiones benéficas que, como consecuencia de distintas tragedias
a nivel nacional o internacional, se creaban para recaudar fondos en la villa.
Así mismo formó parte de las Juntas Locales de Enseñanza y de Sanidad durante
varios años.
En 1860 es nombrado prior de la Parroquia de Los Villares,
ejerciendo dicho cargo hasta su jubilación.
Sea esta semblanza, el reconocimiento y homenaje a un villariego desconocido para muchos, que
ejerció su labor sacerdotal entregada por entero a favor de sus paisanos más
desfavorecidos.
TAMBIÉN ESTE DÍA… En 1875: El Ayuntamiento de Los Villares, que presidía D. José del Trigo, no
queriendo que el vecindario careciese de dichos productos, acordaba nombrar
como vendedor de las carnes de cabra y oveja a Ventura Alcalde, toda vez que no
se había presentado ningún postor en la subasta celebrada el día anterior.