Tal día como
hoy, el 22 de mayo de 1.782, reunido el Concejo de Los Villares, bajo la
presidencia de sus Alcaldes Ordinarios Juan Ambrosio Cobo y Francisco de Gámez,
acordaron solicitar licencia del Vizconde de Los Villares, como Señor de las
Tierras de Realengo, para roturar el sitio de Cerrejón de doscientas cuerdas de
tierra y destinarlo al cultivo de viñedos y algunos olivares.
Desarrollo de la
Efemérides:
El monte del Cerrejón, era considerado tierra de realengo, es decir que pertenecía a
la Corona, no a las tierras del Caudal de Propios del municipio. Su
jurisdicción, en Los Villares, correspondía
al Vizconde de Los Villares. Ante la necesidad de terrenos para mejorar
la producción agrícola el Concejo plantea la roturación del mismo y repartirlo
a los vecinos, en usufructo, en suertes de dos cuerdas bajo una serie de condiciones y un censo
anual de cuatro reales.
Dice así el acta:
“En la Villa de Los
Villares un 22 de mayo de 1.782 los Señores, que componen el Concejo, dijeron
que en esta Villa aunque en alguna parte de su término tiene algún tanto de
viñas, casi todas son de hacendados forasteros por lo que este vecindario está
privado de estas propiedades y de sus frutos y por ello sufre graves perjuicios
tanto para su manutención como para las Rentas y contribuciones.
Que habiendo como hay
otro sitio de Realengo que llaman del Cerrejón de doscientas cuerdas de tierra,
poco más o menos, próximo a la Villa cuya áspera y pendiente constitución y
calidad de sus no son aptos para plantas
de semillas y si para viñas con algunos olivos de cuyos frutos se obtendrá
mucho beneficio para este común e iguales consecuencias para sus Majestades.
Por todo lo dicho, el
Concejo acordó poner en ejecución lo arriba expuesto, en base
a la forma y condiciones siguientes:
1ª Que el sitio del
Cerrejón se sorteé entre sólo los vecinos pudientes de esta Villa y que a cada
uno se le señale propiedad, para que cada cual
se plante de viñas con algunos olivos dentro del preciso término de seis
años y que pasados éstos si no la hubiera puesto se vea privado de su propiedad
y así se pueda dar y adjudicar a otro
vecino de quien se espere bajo la misma condición la ejecute como está
previsto.
2ª Que cada suerte sea de dos cuerdas de la
mayor que llaman de la campiña.
3ª Que cada una de
estas suertes tenga perpetuamente sobre sí y contra sus poseedores el censo
anual de cuatro reales de vellón cuya suma y producto quede a lo destinado por el Señor Vizconde de
esta Villa como dueño y Señor que lo es de lo Realengo.
4ª Que todas y cada
una de estas suertes no sean vendibles y enajenables a forastero alguno, como
no sea vecino de esta Villa y que en el caso de que alguna se llegue a poner en
venta o cambio o enajenación se haga público y sea preferido el de este
vecindario; por tanto y cuanto ha de ser comprador o cambiante un forastero sea
por expresa y constante licencia y permiso de dicho Señorío.
5ª Que dichas suertes
no sean hipotecables, ni para siempre ni por tiempo a fianza alguna sino
solamente al Pósito de Pan y Millones de esta Villa y que en caso de hipotecar
otra cosa sea nula y de ningún valor la tal fianza bajo de la misma licencia
del Señorío.
Siendo el sitio del
Cerrejón de este término de los Villares o Realengo propiedad del Señorío que en dicha Villa tiene,
goza y posee el Señor D. Gabriel de Ceballos, Villegas y Salcedo como Vizconde
de ella según sus Reales Privilegios y Regalías, acordaron que por el Escribano de este Concejo se saque el correspondiente
testimonio de este Acuerdo y que con él se haga copia para el Señor Vizconde a
fin de que si lo expresado lo tuviere por conveniente, lo apruebe en la parte
que así considere o lo consulte con los Señores del Real y Supremo Consejo de
S.M. para que decrete la providencia a que haya lugar”.
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Vistas del Cerrejón. |
TAMBIÉN ESTE DÍA…En 189: El
Ayuntamiento de los Villares, que preside D. Esteban García Villén, concedía el
aprovechamiento del remanente de agua de la fuente pública, situada en la
fachada de la iglesia, de la plaza del pueblo a los señores D. Francisco
Alcalde, Dña. Antonia Bretón y Muñiz. D. Juan Alcalde y D. Manuel Soro Vera,
con el fin de dotar con ella los molinos aceiteros que poseen en la calle
Solana de esta población.