Tal día como hoy, el 16
de agosto de 1539, el maestro albañil Juan López Jurado, comenzaba a levantar
la iglesia de la nueva población de Los Villares, en compañía de su hijo y de
cuatro peones elegidos entre los vecinos.
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Imagen del templo tras la restauración del siglo XVIII |
Desarrollo de la
Efemérides:
Con fecha 22 de junio anterior, ante el Juez Juan de
Rivadeneyra y el escribano Juan Vázquez, comparecía Juan López Jurado, albañil,
natural de Jaén, y poblador de la nueva villa y aduciendo que tenía concertado
que hiciese la iglesia del lugar de Los Villares, se comprometió que a partir del día de Nuestra
Señora, que es quince de agosto, ponerse mano a la obra de la dicha iglesia y
no dejarlo hasta acabarla en las condiciones previstas, lo cual dijo que hará y
cumplirá so pena de diez mil maravedís para la dicha obra y todos los intereses
y costas que sobre ello recayeran si por su causa cesara dicha obra.
*Condiciones para
la construcción de la iglesia:
Las condiciones, entre
otras, eran las siguientes:
-La iglesia
tendría 22 varas de largo y 6 varas de ancho.
-Hacer
zanjas hasta llegar a lo firme y sacar los cimientos de piedra, cal y arena
hasta un tapial a flor de tierra. Una vez desde allí, subir cuatro tapias de
tierra y cal, más alta en la parte del altar mayor y que en el otro cabo se
quede en redondo porque allí se ha de poner dos pilares para que se ponga una
campana.
-El tejado
a dos aguas ha de llevar dos alas, una de ladrillo y otra de tejas.
-La portada
de la iglesia debería tener nueve cuartas de anchura por doce de altura, con su
clavazón que llevan las puertas y la portada llana.
-Hacer tres
gradas para el altar mayor, que cada una tenga media vara de anchura y la
planta tenga dos varas de anchura.
-El altar
mayor de deberá ser de un cuadrado de seis varas.
Una vez construido,
bajo la advocación de San Juan Bautista, como un espacio decente donde celebrar
la misa, declarar el evangelio y enseñar la doctrina cristiana, el obispo don
Francisco de Mendoza (1538-1543), nombraba al clérigo Miguel de Biedma para
atender las necesidades espirituales de los nuevos vecinos.
Sin embargo, las
dificultades económicas hicieron que la construcción no cumpliese en todo el
proyecto y la construcción fue mucho más modesta. Las obras de construcción de
la primitiva capilla se iniciaron el 16 de agosto de 1539, y corrieron a cargo
del albañil Juan López Jurado, ayudado de su hijo Bartolomé y dos peones
escogidos entre los nuevos colonos.
Será en la década que
va 1583 y 1593, una vez estabilizada la población, cuando se construya el
templo como tal.