
Tal día como hoy, un 6 de marzo de 1.898, bajo la
presidencia del Hermano Mayor Pedro Herrador y del Secretario Luis Gómez Luque
a los que se unieron los cofrades, Juan Luis Alcalde, José García, Facundo
Gómez, Zoilo Gómez, Manuel Narciso Gómez, Manuel Herrador, Antonio Muñoz,
Francisco Peña, Cecilio Ramos, Eufrasio de los Ríos Vilches, Pedro José
Ruiz, Leandro Ruiz Gómez, Rafael Siles y Joaquín Tuñón Ruiz y de común
acuerdo redactaron los Estatutos de la Cofradía Sacramental de Los Villares que
fueron elevados en 8 de marzo al Obispo D. Victoriano Guissasola.
Con fecha 10 de marzo de ese año, el obispado remitía los
Estatutos al párroco de Los Villares, D. Rafael Siles, para que los informase o
propusiese las modificaciones oportunas. D. Rafael Siles, con fecha 23 de
marzo, informaba al Obispado de no ver nada censurable en ellos. Los Estatutos fueron aprobados por decreto de
15 de abril de 1.898.
Comentario a la Efemérides:
Tras el concilio
de Trento se crearon en las parroquias, cofradías dedicadas a la exaltación de la Eucaristía. La fundación
de la de Los Villares debió ser en el último cuarto del siglo XVII
o como mucho en los años primeros del siglo XVIII.
Vivió su época de mayor esplendor a
mediados del s. XVIII, en que se sabe que ejercieron como hermanos mayores
Mateo Hidalgo (1.739), Blas Madueño (1.755), Francisco Muñoz (1.756) y
Francisco Garrido (1.758), llegando a desaparecer como consecuencia de
los efectos de la Guerra de la Independencia y posterior desamortización de
Mendizábal. Los viejos cofrades siguieron asumiendo los fines de la cofradía,
hasta que en 1.898 se decidió reorganizarla de manera oficial, adaptándola a
los nuevos tiempos y regularizando su anómala situación con la parroquia. Y así
un seis de marzo de mil ochocientos noventa y ocho se redactaron los Estatutos.
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Solicitud de informe por el Obispado |
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Informe del Párroco |
Los Estatutos se organizaron en treinta artículos, recogiendo en buen parte los usos de la cofradía.
Establecía entre otros, que el ingreso en
la hermandad se haría tras votación secreta de las propuestas, exigiéndose que
los candidatos fuesen personas de acreditada “moralidad y conducta” y que se
comprometieran a abonar cada año una cuota de 2’50 pesetas o 5 pesetas en caso
de ser matrimonio o hermanos.
Cada cofrade estaba obligado a proveerse a
su costa de un blandón o candelero de cera, indispensable para asistir a los
actos corporativos.
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Aprobación de los Estatutos |
La acción social y caritativa de la
cofradía se concretaba en la tradicional costumbre de asistir a los hermanos en
casos de enfermedad y muerte. Si el cofrade estaba enfermo o impedido la
cofradía proveería para que se le llevase comunión, asistiendo todos los
cofrades portando sus báculos y blandones, presididos por el estandarte, a cuyo
efecto el secretario cursaba citación con 24 horas de antelación a fin de que
la concurrencia fuera numerosa.
Si el cofrade estaba en peligro de muerte,
la cofradía velaba por que se le administrase el Viático con toda solemnidad,
tocando las campanas. Asistía la Junta de Gobierno con sus báculos, los
cofrades portando los blandones de cera, el gallardete y el palio. A la entrada
y salida del cortejo en la parroquia, se hacía un repique de campanas para que
todo el pueblo tuviese conocimiento de ello y además se repartían velas a todos
los vecinos que, sin ser cofrades querían acompañar.
Al entierro asistía la cofradía en
corporación, con velas encendidas y el gallardete, multándose con una peseta al
cofrade que faltaba.
El Jueves Santo la cofradía debía acudir
en corporación a los oficios, estando obligados a confesar y comulgar, precepto
que se hacía saber con especial énfasis a los hermanos en el momento de
ingresar en la hermandad. Durante los oficios se celebraba la ceremonia del
“Lavatorio”, en que tras la predicación del “Sermón del Mandato” en torno a
la institución de la Eucaristía y del mandamiento del Amor, y el sacerdote
acompañado del Hermano Mayor, lavaba los pies a doce cofrades en señal de
humildad.
Luego, previo sorteo, los cofrades
organizaban turnos de vela ante el Monumento Eucarístico, todo ello con aviso
de multa, en caso de incumplimiento.
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Monumento Eucarístico de un Jueves Santos |
El día de la Ascensión del Señor, tenía
consideración de fiesta mayor de la hermandad.
El gobierno estaba encomendado a una Junta
de muy elemental composición. El párroco ejercía de presidente. El Hermano
mayor se nombraba por riguroso turno, siguiendo la lista de antigüedad de los cofrades.
Había un Secretario y tres vocales.
Con la puesta en marcha de estos
Estatutos, la Cofradía del Santísimo Sacramento se manifestó como una de las
más activas de Los Villares, prestando puntual y asidua colaboración a la
parroquia a lo largo de la primera mitad del siglo XX.
D. Luis Gómez Luque (1866-1901)
Nacido en Charilla el 19 de junio de
1.866. Maestro de Instrucción Primaria.
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D. Luis Gómez Luque |
Hijo de Manuel Narciso Gómez García y de
Mª del Carmen Luque de Mena, villariegos afincados en Charilla donde ejercían
la profesión de maestros de instrucción primaria.
Son sus hermanos: D. Manuel Narciso Gómez
Luque, héroe de Cuba y Canónigo de Lugo, “por méritos de guerra” y Dña. Luisa
Gómez Luque, maestra de instrucción primaria; madre del ilustre escritor e
historiador D. Narciso Peinado Gómez.
Regresa a Los Villares y en 1893 contrae
matrimonio con Ana Rosa Gómez Molina, con quien tiene una hija, Mª del Carmen
Gómez y Gómez, que se casaría con D. Agustín Huertas Ortega.
D. Luis Gómez, coincide con su padre, miembro también de
la Junta Rectora de la cofradía sacramental, en la elaboración de estos
Estatutos.
D. Luis Gómez, fallecía en Los Villares,
el 4 de marzo de 1901.
*De profundas creencias cristianas, y valores morales, ocupó los cargos de:
*De profundas creencias cristianas, y valores morales, ocupó los cargos de:
Notario
Eclesiástico de la Parroquia de Los Villares.
Secretario de la Cofradía Sacramental en
1.898.
Funciones del Secretario: Además de cuidar del régimen
administrativo, era quien debía controlar con rigor la asistencia de los
cofrades a los actos y en su caso poner las multas. Se auxiliaba de un citador
o munidor que colaboraba en el reparto de cera y en el montaje del
Monumento para el Jueves Santo. Este servicio lo realizaba un cofrade,
que no recibía gratificación por ello, aunque podía quedar exento de la cuota.
TAMBIÉN ESTE DÍA…En 1.868: Fueron llamados para su
servicio en el Ejército 40.000 hombres de alistamiento, de los cuales
correspondió a la provincia de Jaén una asignación de 990 hombres y de ellos un
cupo de 8 hombres al pueblo de Los Villares.
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