Tal día como hoy, el 6 de marzo de 1.898, bajo
la presidencia del Hermano Mayor Pedro Herrador y del Secretario Luis Gómez
Luque, se redactaron los Estatutos de la Cofradía Sacramental de Los Villares
que fueron elevados en 8 de marzo al Obispo D. Victoriano Guissasola.
Comentario a la Efemérides:
Tras el concilio de
Trento se crearon cofradías dedicadas a la exaltación de la Eucaristía. La
fundación de la de Los Villares data del 8 de junio de 1544.
Vivió su época de mayor esplendor a mediados del
s. XVIII, en que se sabe que ejercieron como hermanos mayores Mateo Hidalgo
(1.739), Blas Madueño (1.755), Francisco Muñoz (1.756) y Francisco Garrido
(1.758), llegando a desaparecer como consecuencia de los efectos de la Guerra
de la Independencia y posterior desamortización de Mendizábal. Los viejos
cofrades siguieron asumiendo los fines de la cofradía, hasta que en 1.898 se
decidió reorganizarla de manera oficial, adaptándola a los nuevos tiempos y
regularizando su anómala situación con la parroquia. Y así un seis de marzo de
mil ochocientos noventa y ocho se redactaron los Estatutos.
Bajo la presidencia
del Hermano Mayor Pedro Herrador y del Secretario Luis Gómez Luque a los que se
unieron los cofrades, Juan Luis Alcalde, José García, Facundo Gómez, Zoilo
Gómez, Manuel Narciso Gómez, Manuel Herrador, Antonio Muñoz, Francisco Peña,
Cecilio Ramos, Eufrasio de los Ríos Vilches, Pedro José Ruiz, Leandro
Ruiz Gómez, Rafael Siles y Joaquín Tuñón Ruiz y de común acuerdo redactaron los
Estatutos de la Cofradía Sacramental de Los Villares que fueron elevados en 8
de marzo al Obispo D. Victoriano Guissasola.
Con fecha 10 de marzo
de ese año, el obispado remitía los Estatutos al párroco de Los Villares, D.
Rafael Siles, para que los informase o propusiese las modificaciones oportunas.
D. Rafael Siles, con fecha 23 de marzo, informaba al Obispado de no ver nada
censurable en ellos. Los Estatutos
fueron aprobados por decreto de 15 de abril de 1.898.
Los Estatutos se organizaron en treinta artículos, recogiendo en
buen parte los usos de la cofradía.
Establecía entre otros, que el ingreso en la
hermandad se haría tras votación secreta de las propuestas, exigiéndose que los
candidatos fuesen personas de acreditada “moralidad y conducta” y que se
comprometieran a abonar cada año una cuota de 2’50 pesetas o 5 pesetas en caso
de ser matrimonio o hermanos.
Cada cofrade estaba obligado a proveerse a su
costa de un blandón o candelero de cera, indispensable para asistir a los actos
corporativos.
La acción social y caritativa de la cofradía se
concretaba en la tradicional costumbre de asistir a los hermanos en casos de
enfermedad y muerte. Si el cofrade estaba enfermo o impedido la cofradía
proveería para que se le llevase comunión, asistiendo todos los cofrades
portando sus báculos y blandones, presididos por el estandarte, a cuyo efecto
el secretario cursaba citación con 24 horas de antelación a fin de que la
concurrencia fuera numerosa.
Si el cofrade estaba en peligro de muerte, la
cofradía velaba por que se le administrase el Viático con toda solemnidad,
tocando las campanas.
Al entierro asistía la cofradía en corporación,
con velas encendidas y el gallardete, multándose con una peseta al cofrade que
faltaba.
El Jueves Santo la cofradía debía acudir en
corporación a los oficios, estando obligados a confesar y comulgar, precepto
que se hacía saber con especial énfasis a los hermanos en el momento de
ingresar en la hermandad
Luego, previo sorteo, los cofrades organizaban
turnos de vela ante el Monumento Eucarístico, todo ello con aviso de multa, en
caso de incumplimiento.
El día de la Ascensión del Señor, tenía
consideración de fiesta mayor de la hermandad.
El gobierno estaba encomendado a una Junta de
muy elemental composición. El párroco ejercía de presidente. El Hermano mayor
se nombraba por riguroso turno, siguiendo la lista de antigüedad de los
cofrades. Había un Secretario y tres vocales.
Con la puesta en marcha de estos Estatutos, la
Cofradía del Santísimo Sacramento se manifestó como una de las más activas de
Los Villares, prestando puntual y asidua colaboración a la parroquia a lo largo
de la primera mitad del siglo XX.
Son sus hermanos: D. Manuel Narciso Gómez Luque,
héroe de Cuba y Canónigo de Lugo, “por méritos de guerra” y Dña. Luisa Gómez
Luque, maestra de instrucción primaria; madre del ilustre escritor e
historiador D. Narciso Peinado Gómez.
Regresa a Los Villares y en 1893 contrae
matrimonio con Ana Rosa Gómez Molina, con quien tiene una hija, Mª del Carmen
Gómez y Gómez.
Coincide con su padre, miembro también de la
Junta Rectora de la cofradía sacramental, en la elaboración de estos Estatutos.
D. Luis Gómez, fallecía en Los Villares,
el 4 de marzo de 1901.
Funciones del Secretario: Además de cuidar del régimen administrativo, era quien debía
controlar con rigor la asistencia de los cofrades a los actos y en su caso
poner las multas. Se auxiliaba de un citador o munidor que colaboraba en el
reparto de cera y en el montaje del Monumento para el Jueves Santo. Este
servicio lo realizaba un cofrade, que no recibía gratificación por ello,
aunque podía quedar exento de la cuota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario