
Desarrollo
de la Efemérides: En el de
1.776 el Concejo de Los Villares había
acordado que el vecino o vecinos que trajeran víveres de otras partes para
vender en sus tiendas públicas, no habían de pagar cosa alguna a dicha renta de
alcabala, sin saber los motivos y causas que motivaron este acuerdo. Ya en el
año de 1.775 se había pagado una renta muy baja según la venta y consumo de
vecino, lo que supuso un perjuicio a los Caudales públicos a causa de la
pequeña cantidad que se recaudó. No era justo que los revendedores se estuvieran
lucrando a costa de no pagar cuota alguna a la Real Hacienda, como ocurría en
los demás pueblos limítrofes.
Estudiada la situación, los Regidores del
Concejo, acordaron que se aumentara en una mayor cantidad la referida renta de
alcabala, ya que ello sería beneficioso para el vecindario que estaría menos
cargado de renta en el repartimiento de millones.
El acuerdo consistió en que aquellos
vecinos que quieran traer géneros u otros víveres de hortalizas y demás
comestibles que no sean criados en esta Villa y su Término, hayan de ajustarse
con el Alcabalero que exista en ella, en cantidad moderada de modo que no sea
excesiva a dichos revendedores y por este motivo no haya abasto, pues
únicamente lo que Sus Mercedes desean es el bien de este pueblo y de la Real
Hacienda por ser justo que el que tiene la venta, contribuya a su pago como
debe y no el pobre que no las tiene.
Así
mismo acordaron se fije un Edicto en las partes acostumbradas de la Villa
haciéndola saber para que la persona que quiera pujar por la dicha renta de
Alcabala sepa que se le admitirá bajo la expresada condición.
* La Alcabala: Fue el impuesto más importante, gravaba el volumen de las ventas y era el que más ingresos aportaba a la Hacienda Real. La denominación se utilizaba generalmente en plural: Las Alcabalas. En su tiempo fue objeto de innumerables críticas por su carácter regresivo y paralizador de la actividad económica. En su origen fue un impuesto local administrado por los Concejos.
* Los «Millones»
y luego «Millones y Cientos» eran durante los siglos XVI y XVII un impuesto
indirecto sobre la alimentación instaurado por Felipe
II y aprobado por las Cortes
de Castilla el 4 de abril de 1590. Se aplicaba sobre el consumo de las
seis especias: vino, vinagre, aceite, carne, jabón y velas de sebo, se renovaba
de seis en seis meses. Fue siempre muy mal recibido al gravar artículos de
primera necesidad, que además los encarecía.
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